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Y es que algunas piezas no solo explican realidades e historias del pasado, sino que tienen pruebas físicas en ellas que validan esas historias. Una de las primeras medidas fue la contratación del prestigioso técnico Ángel Labruna en enero de 1983, quien no solamente trajo consigo una nueva filosofía de juego -que, entre otras cosas incluyó mudar la localía al estadio de Ferro-, porque argumentaba que el estilo de juego de Argentinos merecía un campo de juego más grande, ya que en ese entonces la cancha medía 96 por 65 metros, sino también ciertos jugadores de experiencia como el Pato Fillol, Pepe Castro y el Chivo Pavoni.