Hoy no me puedo quedar con el hijo de Susana porque tengo a este malo, pero yo soy la que le cuida», dice la madre. Una vecina llamada Pepita entra en escena y dice: «Pepe, ¿qué tal estás? El número uno de los fontaneros», según confesaría horas después en la cervecería Triana un veterano funcionario. «Era el mejor, muy buena gente, tenía una cuadrilla a su mando.
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