Aunque fueron realmente las rutinas que le impusieron la pandemia las que la empujaron a redondear su idea: dado que tuvo que teletrabajar mucho precisamente con sus sudaderas pensó que había llegado el momento de darles un giro «y hacerlas más de vestir, no solo por su corte, sino también seleccionando tejidos orgánicos de las mejores calidades para que la prenda quedase impecable y el tacto fuera increíblemente suave. Como fan incondicional que soy de esa cultura, cuento con más de 50 sudaderas en mi fondo de armario, de todas las marcas, desde grandes marcas de lujo hasta marcas comerciales más accesibles.
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